viernes, 28 de septiembre de 2012

Japanese Cheesecake



Hola, chavalines y chavalinas (ejem), hoy voy a compartir con vosotros la receta de la tarta de queso japonesa. Se trata de una tarta de queso, sí, pero ligeramente diferente. Ligeramente es la clave, porque es precisamente así: una tarta ligera. No, engordar engorda mogollón, pero no es densa ni apelmazada como las tartas de queso al uso. Es más bien esponjosa, ligera y cremosa. Como un bizcocho suave y húmedo. Riquísima.

Vamos a necesitar:


  • 450 gr de queso tipo cremoso (Mascarpone, Philadelphia…)
  • 100 ml de leche entera
  • 55 gr de mantequilla y un poco más para engrasar el molde
  • 
6 huevos medianos
  • 150 gr de azúcar blanquilla
  • 
60 gr de harina floja (repostería)
  • 20 gr de Maicena
  • 
1 chorrito de vinagre, zumo de limón ó 1 sobre blanco de gasificante
  • 
1 cucharada de esencia de limón
  • 
ralladura de 1 limón grande
  • 1 pizca de sal
Vamos allá.

Lo primero es poner a fuego suave en un cazo los quesos, la mantequilla, la leche y el azúcar. Calentamos removiendo suavemente hasta que tengamos una crema homogénea.
Traspasad la crema al bol más grande que tengáis, y dejamos enfriar.


Una vez frío, separamos las yemas de las claras y se las añadimos a la mezcla anterior ya fría, junto a la esencia de limón, la ralladura y la harina y la Maicena tamizadas. Mezclamos hasta conseguir una mezcla homogénea. Reservamos.


Vamos precalentando el horno a 150º (calor arriba-abajo sin aire). 


Montamos las claras a punto de nieve junto al gasificante y la pizca de sal. Y ahora viene la parte delicada y más pesada: mezclar las claras sin que éstas bajen, con el resto de la masa. Si lo conseguimos (no es difícil, sólo requiere un poco de paciencia), entonces habremos conseguido darle a la tarta esa textura esponjosa y cremosa.


Lo hacemos de la siguiente manera: con una espátula o lengua vamos incorporando de abajo a arriba y al centro, con movimientos envolventes, las claras a la masa. Con paciencia, poco a poco, hasta que todo quede perfectamente integrado. Veréis que la mezcla ha crecido considerablente en cuanto a su volumen. Por eso agradeceréis haber escogido un bol grande desde un principio. No sé si lo apreciáis en las fotografías de abajo: antes de las claras, después de las claras.



Vertemos la mezcla con cuidado en un molde, y con éste, nos vamos al horno. Este paso es también un poco coñazo, porque consiste en llenar la bandeja del horno de agua, de manera que la tarta se cocine al baño maría. Ojo con los movimientos bruscos...

Horneamos durante una hora aproximadamente, dependiendo del horno. Hay que esperar hasta que el pastel esté dorado y que cuando lo pinchemos con una aguja, salga limpia, como siempre.

Cuando esté, apagamos el horno, pero dejaremos el pastel dentro con la puerta entreabierta hasta que se enfríe. Luego lo desmoldamos y lo espolvoreamos con azúcar glass. Es mejor dejarlo en la nevera unas hora o incluso toda la noche antes de servirlo. Queda mucho más asentado y delicioso.

Bueno, sólo queda zampárselo.


miércoles, 19 de septiembre de 2012

Galletas de Avena II ó "5 cereales"


No he podido resistirme a actualizar la entrada de ayer. La cuestión es que, precisamente esta mañana, me he decidido a hacer una remesa de "galletas" de avena (las entrecomillo, porque como mi novio dice, no son galletas galletas porque no crujen, y acaso tenga razón...). Me he animado a subir algunas fotos, porque he variado ligeramente la receta de ayer: en lugar de usar solamente avena, he usado müesli 5 cereales. El resto es exacto lo explicado ayer.

Podéis ver la diferencia. Quedan más "ricas" en cuanto a colores y texturas, además, las he dejado tostarse un pelín, para que estuviesen algo más crujientes, y en los bordes, puede decirse que lo he conseguido.

En fin, nada más, os dejo un par de fotos para que las valoréis, y espero que os animéis a hacerlas en casa y, de paso, contarme qué os han parecido.


lunes, 17 de septiembre de 2012

Galletas de Avena ⦼ Oat Cookies


La receta de hoy es muy SENCILLA además de MUY SANA y LIGERA. Son unas galletas que no llevan ni azúcar, ni mantequilla, ni harina... incluso, pueden no llevar leche. Ya veréis.

Los ingredientes que vamos a necesitar son:


  • Un par de plátanos bien maduros
  • 2 tazas de avena
  • 1 taza de zumo de manzana
    (yo, en lugar de eso, le pongo leche, porque me gusta más)
  • unas cuantas pasas
    (podéis usar cualquier fruta deshidratada)
  • almendras, avellanas, nueces...
    (opcional y a gusto de cada uno)
  • Extracto de vainilla
  • Una cucharadita de canela.



Lo primero es precalentar el horno a 180º. Una vez el calorcito en marcha, pelamos los plátanos y los machacamos hasta formar una pasta. Después le añadimos la avena, las pasas y los frutos secos opcionales. Removemos hasta que queden perfectamente mezclados.

A parte, mezclamos la leche/zumo de manzana, con el extracto de vainilla y la canela, y se la añadimos a la mezcla que hemos hecho anteriormente. Lo mezclamos todo bien y lo dejamos reposar durante unos 10 minutos.

Una vez pasado ese tiempo, en una bandeja de hornear previamente forrada con papel de horno para que no se nos peguen las galletas, las vamos colocando con una cuchara, dándoles una forma redondeada.




Las metemos en el horno durante unos 35 ó 40 minutos, o hasta que veamos que están doraditas. Llegado ese momento, las sacamos, las dejamos enfriar, et voilà.

La verdad es que no quedan crujientes, la textura no es la de una galleta al uso, sin embargo, el sabor a plátano y la consistencia de la avena las hace deliciosas. Al menos a mí, cuando tengo de estas galletas por casa, me resulta imposible no acabármelas en un santiamén...

Son un vicio, y lo mejor es que SON SANÍSIMAS Y LIGERÍSIMAS.